Quiénes somos / Qui som

jueves, 7 de enero de 2016

CONVERSA con FERNANDO GÓMEZ DE LA CUESTA castellano/català


"Somos lo que somos gracias a una serie de características inalienables, una de las cuales es la pulsión esencial para crear".

"Las propuestas continúan creciendo en profundidad conceptual y considero que la aportación textual y crítica es muy importante para completar, estimular y debatir sobre el objeto de investigación de cada proyecto".

Licenciado en Derecho y en Historia del Arte, Gómez de la Cuesta es crítico y comisario independiente de arte contemporáneo. "Cómplice es aquel que le ayuda a ser como sois", decía el escritor Joan Fuster, y Gómez de la Cuesta trabaja con los artistas desde esta complicidad auténtica que sólo se encuentra en quien desarrolla su trabajo con un cuidado excepcional. Hace más de 10 años que es cómplice de los artistas, en proyectos sólidos y diversos como Gritar, Camera Obscura, Tabula Rasa, (HIPER)Vincles, Zona Cero o High Society, entre muchos otros. En la conversación, acompaña las palabras como los artistas, con precisión y respeto.


¿Qué es un comisario? ¿Cómo se relaciona con la figura del artista?

Esta es una pregunta compleja. Para empezar hay muchos contextos en los que un comisario desarrolla su tarea, diferentes proyectos con diferentes contenidos y objetivos que hacen que se modifiquen las funciones concretas que se han de ejercer, a veces la iniciativa parte de ti, en otras ocasiones las propuestas surgen de otro modo, los casos son muy variados ...
La etimología latina de la palabra curador incluye acepciones como cuidar, curar y adecuar, pero también otros como dirigir, es evidente que un comisario atiende las tareas de mediación, de coordinación y de montaje, de dirección y de asistencia de los diferentes agentes que participan, pero no sólo eso, también debe trascender estas funciones realizando una contribución intelectual aplicada al proyecto en su génesis y en su desarrollo. Una aportación de contenidos que a veces no se efectúa con la profundidad y el rigor que debería hacer, dando más importancia a lo organizativo que a lo conceptual o, incluso, estando más pendientes de figurar, aparentar o estar a la moda, que aportar, profundizar y crecer.


Una de las tareas del comisario es abrir redes de colaboración con muchos otros agentes que también pueden intervenir y aportar.




Barenblit en su texto "La construcción del discurso. El trabajo de los curadores de arte contemporáneo" señala que el comisario debe realizar y trascender todas estas tareas organizativas para ser también el responsable de la concepción teórica del proyecto y de su implementación en un espacio expositivo. Digamos que esta contribución intelectual podría ser una diferencia esencial entre un coordinador de exposiciones y un comisario. El curador conceptualiza y formaliza exposiciones, crea o detecta el marco que justifica la propuesta, ya sea una exposición de tesis, una visión retrospectiva o el desarrollo de un proyecto individual de un artista ... Para ello define, localiza y selecciona los objetos artísticos y extra-artísticos, los documentos, los elementos materiales o inmateriales, que soportan el discurso y que lo cohesionan, además planifica y supervisa la instalación y el montaje de los dispositivos en base a lo que se quiere contar y cómo se quiere explicar, debe coordinar todos los aspectos de la exposición aunque sea de manera indirecta, ya que una de las tareas del comisario es abrir redes de colaboración con muchos otros agentes que también pueden intervenir y aportar.
Me gusta cuando Obrist en su "Breve historia del comisariado" dice que Szeemann, uno de los padres del comisariado actual, era archivero, montador de arte, jefe de prensa, contable y, sobre todo, cómplice de los artistas. Esta polivalencia creo que define bien la figura del curador, pero me interesa especialmente este último elemento de carácter emocional que, de alguna manera, comienza a contestar la segunda parte de la pregunta sobre cómo se relaciona el comisario con el artista: pienso que esta implicación cómplice entre artista y comisario es fundamental y cuando se establecen este tipo de relaciones es cuando surgen los mejores proyectos. Sin embargo no hay que olvidar que Obrist enseguida añade que las propuestas de Szeemann manifiestan una energía sin límites para la investigación y un saber enciclopédico, no sólo sobre arte contemporáneo, sino también sobre acontecimientos sociales e históricos. Szeemann tenía unas capacidades extraordinarias, sin duda, pero creo que la unión de esta implicación sentimental y de esta aportación intelectual es la combinación necesaria para que las propuestas se desarrollen haciendo crecer a todos los agentes que intervienen, desde la figura esencial del artista y su obra, de los que el comisario debe cuidar con preferencia, hasta el público que recibe el proyecto.


¿Cuáles son los mecanismos que actualmente sirven para legitimar una obra de arte?

La verdad es que no me preocupa demasiado la legitimación de la obra de arte como tal, ni cuáles son los mecanismos para que esto ocurra. Pienso que en primera instancia son los artistas los que deciden qué es arte y, a partir de ahí, se puede abrir todo un campo de combinaciones donde el arte y lo externo concurren. No creo en criterios absolutos, así que entiendo que estas cuestiones dependen del contexto de decisión, de la definición de arte con la que estemos trabajando y del nivel intenso o extenso que queramos aplicar. Ya he comentado en alguna ocasión que en sectores tan especializados como el nuestro, los que "deciden" los criterios de acceso al mismo son los propios integrantes del sistema, estos códigos los marcan los agentes que ya están insertados en su propia estructura: artistas, comisarios, críticos, galeristas, coleccionistas, instituciones ... Sin embargo, todo esto puede hacer que se confunda esta legitimación sobre la que me pedís, con el acceso al mercado a determinadas instituciones que, por sí mismas, se consideran legitimadoras.


El comisario, como principal mediador entre todos los participantes de este proceso, debe tener cuidado de generar y fomentar esta comunicación, esta transmisión de conocimiento y de experiencia, para que se convierta en una enseñanza mutua y con continuidad.


¿Qué acto pedagógico hay detrás de la figura de un comisario?

El trabajo del comisario está llena de gestos y muchos de ellos tienen un componente pedagógico, en ocasiones son evidentes y en otras menos, a veces son el objetivo principal ya veces surgen de una manera secundaria. Lo que si me parece claro es que los itinerarios que se establecen deberían procurar un aprendizaje para todos los agentes que intervienen y para el público que conoce del proyecto. El comisario, como principal mediador entre todos los participantes de este proceso, debe tener cuidado de generar y fomentar esta comunicación, esta transmisión de conocimiento y de experiencia, para que se convierta en una enseñanza mutua y con continuidad.



Si le preguntamos a un niño que es un comisario de arte, ¿qué crees que nos diría?

Bueno, soy padre, así que hace un tiempo decidí hablar con mi hijo mayor sobre mi profesión, él tenía 6 o 7 años y empecé con una pregunta similar a esta que me haces. Quizás sea poco significativo porque mi hijo ya tenía una conciencia aproximada de aquello a lo que se dedicaba su padre, habíamos comentado algo, me había acompañado a algún montaje, inauguración o presentación, pero nunca nos habíamos parado a hablar de mi trabajo en concreto. Fue curioso porque en su respuesta me resumió lo que veía que yo hacía y que, en muchas ocasiones, entraba en colisión con el tiempo que le podía dedicar a él. Me dijo que yo colocaba las piezas, se las contaba a la gente y escribía. De todos modos, como ya he dicho, no creo que sirva como ejemplo de nada, ya que el "sujeto de la prueba" tenía un conocimiento a priori del asunto. Lo que si que deja en evidencia vuestra pregunta y la respuesta que intuyo que se produciría en la mayoría de los casos, es la vergonzante falta de presencia de todo lo vinculado con la creación en los itinerarios formativos de nuestros hijos, en los planes de estudios de nuestro país no se da valor a nada que tenga que ver con el arte, a pesar de su importancia y a pesar de ser una cualidad consustancial al ser humano.


¿Cuál podría ser la visión de un comisario para acercar el arte contemporáneo a la escuela?

Pienso en muchas opciones, pero creo que la más evidente debe ser procurar aproximaciones y articular discursos pedagógicos sobre las diferentes manifestaciones del arte contemporáneo, apropiadas y acomodadas a los niveles de los diversos interlocutores, hacerlas accesibles e interesantes desde el conocimiento y el rigor. Nosotros somos los profesionales, las personas adecuadas y preparadas para transmitir este conocimiento. Debemos ser realistas, la creación actual más innovadora nunca tendrá un público amplio, pero sólo desde la formación, desde el inicio de los itinerarios educativos, lograremos consolidar sucesivas generaciones de personas formadas, masas críticas que puedan tener interés en la creación contemporánea.



Para mi, lo que resulta evidente, es que cuando un comisario desarrolla bien su función se convierte en una aportación muy importante e interesante para cualquier proyecto.



Kaprow en el libro "La educación del des-artista" cita: "Los no-artistas que ahora habitan el globo, que siguen creyendo que son parte de la antigua iglesia del arte podrían pensar con lo no satisfactorio de su posición y como abandonando la fe, pueden dirigir sus dones hacia quien pueda emplearlos: o sea, todo el mundo. (...) Podrían entonces prepararse para ocupar papeles constructivos en la educación pública, elemental y secundaria ". ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

La cita de Kaprow está insertada en su propio discurso, me resulta difícil "estar de acuerdo o no" con una afirmación de estas características. Conectando con Kaprow y su voluntad de integrar arte y vida, pienso en la importancia que debe tener el artista en la acción y en la construcción social, lo considero un agente esencial con capacidades y sensibilidades extraordinarias, necesarias para abrir y profundizar vías de conocimiento y, por supuesto, para hacerlas llegar a la gente. Por eso creo que su papel en la educación debería ser más importante que el que ahora mismo tiene y que es prácticamente inexistente. Estamos desperdiciando talentos y vías interesantes por un exceso de encorsetamiento, de norma y de homogenización en nuestro sistema educativo. También sería interesante comentar, al hilo de la frase de Kaprow, la consideración social de los profesores en nuestro país, profesionales que tienen uno de los cometidos más trascendentes que puedo pensar y que, sin embargo, no tienen un reconocimiento para la importancia de su función.
      
¿Qué artistas crees que compartirían la noción de artista-educador?

Como hemos comentado, partimos de un sistema formativo deficitario, educaciones primarias y medias donde se desprecia todo lo que tenga que ver con el arte en general y con la creación contemporánea en particular, pero donde tampoco se incentiva el espíritu crítico ni la toma de partido. Creo que, de una manera u otra, todo artista y su producción tienen cierto componente formativo. El arte debe ser un espacio de resistencia y de creación, debe llevar implícito una toma de posición y un espíritu crítico. Pienso que esta es una de las principales aportaciones que un artista puede hacer: ayudar a formar una masa crítica. Hoy por hoy no puedo concebir la existencia de un arte inocuo realizado por artistas indolentes.


La consideración social de los profesores en nuestro país, profesionales que tienen uno de los cometidos más trascendentes que puedo pensar y que, sin embargo, no tienen un reconocimiento para la importancia de su función.



¿Es necesaria la figura de un comisario actualmente?

Como hemos comentado antes, la función del comisario es bastante poliédrica, está llena de matices, de puntos de conexión, de experiencia y de conocimiento, pero también de heterogeneidad y de multidisciplinariedad, además el comisario aparece como parte de un equipo. Yo creo que la figura del comisario cubre unas funciones muy necesarias en el desarrollo de determinados proyectos, lo que no quiere decir que este rol sea indispensable ni que todos los proyectos deban ser comisariados. Para mí, lo que resulta evidente, es que cuando un comisario desarrolla bien su función se convierte en una aportación muy importante e interesante para cualquier proyecto.


¿Qué le aporta el curador al artista?

De manera preliminar se puede decir que le aporta un punto de vista diferente y otro de conocimiento y experiencia que creo que es muy útil a la hora de la construcción de la propuesta. Como señalaba antes creo que hay diferentes tipos de proyectos que surgen del trabajo de un conjunto de personas, más o menos amplio, según cada investigación concreta. La figura esencial es el artista y su creación, ellos son los protagonistas de todo este proceso que se acaba formalizando, en la mayoría de ocasiones pero no exclusivamente, en una exposición. Pienso que esto es un criterio que no se debe perder de vista en todo este camino, creo que el comisario debe coordinar, asesorar y asistir al artista, siempre desde el diálogo íntimo que constituye el desarrollo de una propuesta, una aportación que contribuya a la mejora del proyecto en todas las vertientes posibles.

Para finalizar le pedimos a Fernando Gómez de la Cuesta que nos haga un esquema de la relación entre comisariato  arte y educación. Esta es su visión:






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CONVERSA amb FERNANDO GÓMEZ DE LA CUESTA en català



"Som el que som gràcies a una sèrie de característiques inalienables, una de les quals és la pulsió essencial per crear"

"Les propostes continuen creixent en profunditat conceptual i considero que l'aportació textual i crítica és molt important per completar, estimular i debatre sobre l'objecte d'investigació de cada projecte".


Llicenciat en Dret i en Història de l'Art, Gómez de la Cuesta és crític i comissari independent d'art contemporani. "Còmplice és aquell qui us ajuda a ser com sou", deia l'escriptor Joan Fuster, i Gómez de la Cuesta treballa amb els artistes des d'aquesta complicitat autèntica que només es troba en qui desenvolupa la seva feina amb una cura excepcional. Fa més de 10 anys que és còmplice dels artistes, en projectes sòlids i diversos com ara CRIdA, Camera Obscura, Tabula Rasa, (HIPER)vincles, Zona Zero o High Society, entre molts altres. En la conversa, acompanya les paraules com als artistes, amb precisió i respecte. 

Què és un comissari d'art i com es relaciona amb la figura de l'artista?

Aquesta pregunta és complexa. Per començar, hi ha molts de contextos en què un comissari desenvolupa la seva tasca, diferents projectes amb continguts i objectius diversos que fan que es modifiquin les funcions concretes que s'han d'exercir. De vegades la iniciativa parteix de tu, en altres ocasions les propostes sorgeixen d'una altra manera, els casos són molt variats... L'etimologia llatina de la paraula curador inclou accepcions com 'cuidar', 'curar' i 'adequar', però també d’altres, com dirigir. És evident que un comissari ha d'atendre les tasques de mediació, de coordinació i de muntatge, de direcció i d'assistència dels diferents agents que hi participen, però no només això, també ha de transcendir aquestes funcions realitzant una contribució intel·lectual aplicada al projecte en la seva gènesi i en el seu desenvolupament. Una aportació de continguts que, de vegades, no s'efectua amb la profunditat i el rigor que s'hauria de fer, ja que es dóna més importància a allò organitzatiu que no a allò conceptual o, fins i tot, s'arriba a estar més pendents de figurar, aparentar o estar a la moda, que d'aportar, aprofundir i créixer.


Una de les tasques del comissari és obrir xarxes de col·laboració amb molts d’altres agents que també poden intervenir i aportar.


Barenblit, en el seu text "La construcción del discurso. El trabajo de los curadores de arte contemporáneo”, assenyala que el comissari ha de realitzar i transcendir totes aquestes tasques organitzatives per ser també el responsable, almenys en una part substancial,  de la concepció teòrica del projecte i de la seva implementació en un espai expositiu. Aquesta contribució intel·lectual podria ser una diferència essencial entre un coordinador d'exposicions i un comissari. El curador conceptualitza i formalitza exposicions, crea o detecta el marc que justifica la proposta, ja sigui una exposició de tesi, una visió retrospectiva o el desenvolupament d'un projecte individual d'un artista... Per a això defineix, localitza i selecciona els objectes artístics i extraartístics, els documents, els elements materials o immaterials, que suporten el discurs i que el cohesionen. A més, planifica i supervisa la instal·lació i el muntatge dels dispositius en funció del que es vol contar i de com es vol explicar. Ha de coordinar tots els aspectes de l'exposició malgrat que sigui de manera indirecta, ja que una de les tasques del comissari és obrir xarxes de col·laboració amb molts d’altres agents que també poden intervenir i aportar.

M'agrada quan Obrist, en la seva “Breve historia del comisariado”, diu que Szeemann, un dels pares del comissariat actual, era arxiver, muntador d'art, cap de premsa, comptable i, sobretot, còmplice dels artistes. Aquesta polivalència crec que defineix bé la figura del curador, però m'interessa especialment aquest últim element de caràcter emocional que, d'alguna manera, comença a contestar la segona part de la vostra pregunta sobre com es relaciona el comissari amb l'artista: penso que aquesta implicació còmplice entre artista i comissari és fonamental i quan s'estableixen aquest tipus de relacions és quan sorgeixen els millors projectes. No obstant això, no cal oblidar que Obrist de seguida afegeix que les propostes de Szeemann manifesten una energia sense límits per a la investigació i un saber enciclopèdic, no només sobre art contemporani, sinó també sobre esdeveniments socials i històrics. Szeemann tenia unes capacitats extraordinàries, sens dubte, però crec que la unió d'aquesta implicació sentimental i d'aquesta aportació intel·lectual és la combinació necessària perquè les propostes es desenvolupin fent créixer a tots els agents que hi intervenen: des de la figura essencial de l'artista i la seva obra, dels quals el comissari ha de tenir cura amb preferència, fins al públic, que rep el projecte.

Ens pots explicar els mecanismes que actualment serveixen per legitimar una obra d'art?

La veritat és que no em preocupa gaire la legitimació de l'obra d'art com a tal, ni quins són els mecanismes perquè això passi. Penso que en primera instància són els artistes els que decideixen què és art i, a partir d'aquí, es pot obrir tot un camp de combinacions on l'art i allò extern concorren. No crec en criteris absoluts, així que entenc que aquestes qüestions depenen del context de decisió, de la definició d'art amb la qual estiguem treballant i del nivell intens o extens que vulguem aplicar. Ja he comentat en alguna ocasió que en sectors tan especialitzats com el nostre, els que "decideixen" els criteris d'accés són els mateixos integrants del sistema. Aquests codis els marquen els agents que ja estan inserits en la seva pròpia estructura: artistes, comissaris, crítics, galeristes, col·leccionistes, institucions... Això no obstant, tot això pot fer que es confongui una certa "legitimació sectorial" de l'art amb l’accés al mercat o a determinades institucions que, per si mateixes, es consideren legitimadores.


El comissari, com a principal mediador entre tots els participants d'aquest procés, ha de tenir cura de generar i fomentar aquesta comunicació, aquesta transmissió de coneixement i d'experiència, perquè es converteixi en un ensenyament mutu i amb continuïtat.


Quin acte pedagògic hi ha darrere de la figura d'un comissari?

La feina del comissari és plena de gestos i molts tenen un component pedagògic, en ocasions són evidents i en altres, menys. De vegades són l'objectiu principal i de vegades sorgeixen d'una manera secundària. El que sí em sembla clar és que els itineraris que s'estableixen haurien de procurar un aprenentatge per a tots els agents que intervenen i per al públic que coneix el projecte. El comissari, com a principal mediador entre tots els participants d'aquest procés, ha de tenir cura de generar i fomentar aquesta comunicació, aquesta transmissió de coneixement i d'experiència, perquè es converteixi en un ensenyament mutu i amb continuïtat.



Si li demanam a un nin què és un comissari d'art, què creus que ens diria?

Bé, sóc pare, així que fa un temps vaig decidir parlar amb el meu fill gran sobre la meva professió: ell tenia 6 o 7 anys i vaig començar amb una pregunta semblant a aquesta que em feu. Potser sigui poc significatiu perquè el meu fill ja tenia una consciència aproximada d’allò a què es dedicava el seu pare. Havíem comentat alguna cosa, m'havia acompanyat a qualque muntatge, inauguració o presentació, però mai ens havíem aturat a parlar de la meva feina, en concret. Va ser curiós, perquè en la seva resposta em va resumir el que veia que jo feia i que, en moltes ocasions, entrava en col·lisió amb el temps que li podia dedicar a ell. Em va dir que jo feia feina per a museus i galeries, amb artistes, que col·locava les peces, les explicava a la gent i escrivia. De tota manera, com ja he dit, no crec que serveixi com a exemple de res, ja que el "subjecte de la prova", el meu fill, tenia un coneixement a priori de l'assumpte. El que sí que deixa en evidència la vostra pregunta i la resposta que intueixo que es produiria en la majoria dels casos, és la vergonyosa manca de presència de tot el que està vinculat amb la creació en els itineraris formatius dels nostres fills, en els plans d'estudis del nostre país no es posa en valor res que tingui a veure amb l'art, malgrat la seva importància i malgrat ser una qualitat consubstancial a l'ésser humà.

Quina podria ser la visió d'un comissari per acostar l'art contemporani a l'escola?

Penso en moltes opcions, però crec que la més evident ha de ser procurar aproximacions i articular discursos pedagògics sobre les diferents manifestacions de l'art contemporani, apropiades i acomodades als nivells dels diversos interlocutors, fer-les accessibles i interessants des del coneixement i el rigor. Nosaltres som els professionals, les persones adequades i preparades per transmetre aquest coneixement. De tota manera, hem de ser realistes: la creació actual més innovadora mai tindrà un públic ampli, però només des de la formació, des de l'inici dels itineraris educatius, aconseguirem consolidar successives generacions de persones formades, masses crítiques que puguin tenir interès en la creació contemporània.



Per a mi, el que resulta evident, és que quan un comissari desenvolupa bé la seva funció esdevé una aportació molt important i interessant per a qualsevol projecte.

Kaprow, al llibre La educación del des-artista, cita: "Els no-artistes que ara habiten el globus, que segueixen creient que són part de l'antiga església de l'art, podrien pensar amb el que té de satisfactori el seu lloc i com, abandonant la fe, poden dirigir els seus dons cap a qui pugui emprar-los, o sigui, tothom, el món sencer. (...) Podrien, llavors, preparar-se per ocupar papers constructius en l'educació pública, elemental i secundària". Estàs d'acord, amb aquesta afirmació?

La cita de Kaprow està inserida en el seu propi discurs. Em resulta difícil "estar d'acord o no" amb una afirmació d'aquestes característiques. Connectant amb Kaprow i la seva voluntat d'integrar art i vida, penso en la importància que ha de tenir l'artista en l'acció i en la construcció social: el considero un agent essencial amb capacitats i sensibilitats extraordinàries, necessàries per obrir i aprofundir vies de coneixement i, per descomptat, per fer-les arribar a la gent. Per això crec que el seu paper en l'educació hauria de ser més important que el que ara mateix té i que és pràcticament inexistent. Estam desaprofitant talents i vies interessants per un excés d’encotillament, de norma i d'homogenització en el nostre sistema educatiu. També seria interessant comentar, al fil de la frase de Kaprow, la consideració social dels professors al nostre país, professionals que tenen una de les comeses més transcendents que puc pensar i que, malgrat això, no tenen un reconeixement equivalent a la importància de la seva fundió.

Quins artistes creus que compartirien la noció d'arista-educador?

Com hem comentat, partim d'un sistema formatiu deficitari, educacions primàries i mitjanes on es menysprea tot el que té a veure amb l'art en general i amb la creació contemporània, en particular, però on tampoc s'incentiva l'esperit crític ni la presa de partit. Crec que, d'una manera o altra, tot artista i la seva producció poden tenir un component formatiu. L'art ha de ser un espai de resistència i de creació, ha de portar implícit una presa de posició i un esperit crític. Penso que aquesta és una de les principals aportacions que un artista pot fer: ajudar a formar una massa crítica. Ara per ara no puc concebre l'existència d'un art innocu realitzat per artistes indolents.


La consideració social dels professors al nostre país, professionals que tenen una de les comeses més transcendents que puc pensar i que, malgrat això, no tenen un reconeixement parell a la importància de la seva funció.


I si col·loquem un artista en residència en una escola?

Em sembla una idea molt bona. S'ha de veure com es desenvolupa l'artista en aquest context i, sobretot, com aquest context accepta l'artista. Penso en un sistema on el docent pugui col·laborar en la formació dels alumnes, dins una retroalimentació mútua, amb figures com el mateix artista, curadors o col·lectius com el vostre. Crec que podria ser un procés fructífer sempre que les estructures, el seu pes, la seva falta de flexibilitat i immobilisme, no acabessin ofegant la nova perspectiva, llibertat i creativitat que suposaria la inclusió de creadors en els engranatges de la institució educativa. Potser seria aquesta rigidesa de les estructures educatives el primer que s'hauria de revisar. En l'experiència que vaig tenir al costat de Pau Waelder comissariant CRIdA, la residència d'artistes de l'Ajuntament de Palma, cap el 2011, van ser aquestes "estructures superiors" les que van acabar condicionant un projecte que implicava la realització d'intervencions artístiques per part dels residents perquè s'integressin en el mateix teixit urbà: una aportació interessant per part dels creadors a la ciutat que els acollia, mentre es generava un circuit d'intervencions contemporànies. No obstant això, la rigidesa de la burocràcia i l'escassa flexibilitat del sistema institucional va acabar impedint que les aportacions per part dels artistes residents fossin més nombroses i intenses.


És necessària la figura d'un comissari, actualment?

Com hem comentat abans, la funció del comissari és força polièdrica, està plena de matisos, de punts de connexió, d'experiència i de coneixement, però també d'heterogeneïtat i de multidisciplinarietat; a més, el comissari apareix com a part d'un equip. El comissariat és un procés de negociació i empatia, cerques el millor per a l'artista i la seva obra. Jo crec que la figura del comissari cobreix unes funcions molt necessàries en el desenvolupament de determinats projectes, cosa que no vol dir que aquest rol sigui indispensable ni que tots els projectes hagin de ser comissariats. Per a mi el que resulta evident és que, quan un comissari desenvolupa bé la seva funció, esdevé una aportació molt important i interessant per a qualsevol projecte.


Què li aporta el curador a l'artista?

De manera preliminar es pot dir que li aporta un punt de vista diferent i un altre coneixement i experiència que crec que és molt útil a l'hora de la construcció de la proposta. Com assenyalava abans, crec que hi ha molts tipus de projectes que sorgeixen del treball d'un conjunt de persones, més o menys ampli, segons cada investigació concreta. La figura essencial és l'artista i la seva creació, ells són els protagonistes de tot aquest procés que s'acaba formalitzant, en la majoria d'ocasions, però no exclusivament, en una exposició. Penso que això és un criteri que no s'ha de perdre de vista en tot aquest camí. Crec que el comissari ha de coordinar, assessorar i assistir a l'artista, sempre des del diàleg íntim que constitueix el desenvolupament d'una proposta, una aportació que contribueixi a la millora del projecte en tots els vessants possibles i que, a més, permeti a l'artista concentrar-se en el que de debò importa: la seva creació.

Per acabar li demanem a Fernando Gómez de la Cuesta que ens faci un esquema de la relació entre comissariat, art i educació. Aquesta és la seva visió:







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